martes, 14 de agosto de 2012

DESDE UNA ALTURA INAUDITA




Michel Houellebecq (Saint-Pierre, Isla de Reunión, 1958) es, probablemente, presa de su proyección pública. Sobre todo para aquellos que no saben (o no quieren) separar al personaje del autor. Sus declaraciones, polémicas y atrevidas, han hecho que muchos opten por no leer sus textos. Craso error. Michel Houellebecq escribe desde debajo de la dermis, donde los sentimientos siempre oscilan, donde el espacio de la vida se mezcla, se transforma o, simplemente, ocupan el escenario del deseo. En Plataforma, Houellebecq explora, con su personal literatura, el sexo, el deseo, la soledad y las relaciones humanas, pero también la decadencia del ser humano, la degradación de occidente y la explotación del turismo sexual, sin dejar unas pinceladas al islamismo que le han valido comparaciones con Salman Rushdie.




En la novela se narra las peripecias de Michel Renault, un cuarentón solitario, misógino y mujeriego que, tras cobrar una herencia, decide dejar su aséptico puesto de trabajo en el ministerio de cultura y lanzarse a la aventura sexual de Tailandia. Junto con un grupo de franceses, explora las “gracias” Tailandesas, con un ácido sentido crítico de las guías turísticas y la realidad de lo que finalmente encuentra. Hasta que conoce a Valerie, una joven francesa por la que se sentirá traído sexualmente y luego, en la medida de sus posibilidades, sentimentalmente.
Una prosa potente, moderna e irónica que deja de lado los tapujos, las convenciones, y atrapa con feroz mano la libertad de expresión para dejarnos un texto profundo para quien sepa mirar más allá de ese primer velo de sexo explicito y duro, para quien se decida a explorar, de la mano de Michel (Houellebecq o Renault), esta plataforma desde la que se atisba la literatura de un autor que sabe desde dónde escribe.

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